A LA SOMBRA DEL MONTA AMANDOLA

Desde Capovalle, una aldea del municipio de Amandola, sale un sendero a anillo que cruza los fascinantes bosques y pequeños habitados a la sombra del Monte Amandola, conduciendo hasta el refugio de Garulla Superiore para luego volver a bajar recorriendo una parte del GAS-Gran Anillo de los Sibillini; os contamos nuestra experiencia.

Este itinerario sale desde Capovalle, una pequeña aldea del municipio de Amandola, en provincia de Fermo, donde hoy residen solo diez personas. Desde Capovalle se llega al habitado de Casalicchio, un burgo rural fundado en época medieval, hoy prácticamente deshabitado. Sin embargo hay dos apartamentos restaurados por completo que se pueden alquilar para disfrutar de la extrema relajación que ofrece este lugar silencioso y aislado. Ambos los apartamentos forman parte de las “Casas en el silencio”, una rede de casas y apartamentos para las vacaciones en el Parque Nacional de los Montes Sibillini; en particular en Casalicchio se encuentra la Casa de Checco, con 4 cuartos y 17 camas y la Casa sobre la colina, con dos cuartos y 7 camas. Aquí encontráis el sito de las Casas del silencio donde se pueden encontrar ulteriores informaciones sobre los precios y reservar las casas.

Una vez superado el habitado de Casalicchio se llega en poco tiempo al Monasterio de los Santos Vincenzo y Anastasio. Citado en un documento de 1044 fue edificado sobre un precedente monasterio del siglo VI dedicado solo a San Anastasio y luego restaurado en los siglios XIII-XV. La abadía sufrió derrumbamientos a causa de los terremotos del siglo XVIII, que reducieron los tamaños y hoy es inaccesible a causa de los terremotos que en 2016 interesaron estas zonas. Hasta 1830 la abadía de los Santos Vincenzo y Anastasio tenía bajo su jurisdicción muchas iglesias, pero los habitantes de la aldea de Garulla, tanto por el largo camino que tenían que recorrer para ir a la misa, tanto porque el camino no era regular y se encontraban siete zanjas a cruzar, preguntaron por el desmembramiento en dos diferentes parroquias: en 1830 se crearon la Parroquia de los Santos Vincenzo y Anastasio y la de Santa Maria delle Grazie en Garulla. 

El interior de la abadía es muy sencillo: tiene solo una nave con una cobertura a armazones y una escala que une la nave con el presbiterio elevado; a los lados un pasillo introduce a la cripta. Al rededor de la abadía hay un amplio jardín donde es posible estacionar y reposarse. 

Desde la abadía no queda mucho camino para llegar a Garulla superior, donde el recorrido se concluye con la llegada al refugio que ofrece la posibilidad de comer y dormir. Desafrotunadamente el refugio será abierto solo desde abril, como había trabajos en curso, sin embargo desde el exterior nos impresionó mucho, como es una estructura nueva y moderna. En Garulla hoy viven más o menos veinte personas, eran más de cuarenta antes del terremoto de 2016, que causó grandes daños a muchos edificios. No hay ni bares ni restaurantes, pero una señora nos acogió amablemente en su casa y nos ofreció un buen café en su casa. Fue impresionante escuchar desde su boca el cuento de los momentos del terremoto, percibir el pánico y el miedo, que todavía están presentes y nunca serán olvidados.

Después de esta pausa restauradora tendríamos que salir para volver al coche, dado que estaba llegando el atardecer. Sin embargo decidimos no seguir para el camino a anillo y subir a la llanura de Campolungo, del que encontraríamos un atajo para volver a Capovalle. Subiendo por el camino pavimentado encontramos un poco de nieve y de hielo, que ralentizaron un poco la subida, pero llegados a Campolungo fuimos recompensados por una vista maravillosa: una llanura muy amplia a casi 1200 metros de altitud, asomada con una visual a más de 180° sobre toda la valle de Fermo hasta el Mar Adriático (que también se ve en los días más limpios). Desde aquí el sendero para volver a Capovalle no es para nada bien señalado y tuvimos miedo perdernos por la montaña. Después de una larga vuelta del monte logramos encontrar Capovalle, pero el consejo que recibimos antes de subir por un señor fue el de seguir siempre la línea de los palos de la luz, que llega a la aldea cruzando la montaña. 

El recorrido en general es muy fácil, adapto también a los menos expertos y también a los niños. Excepto la subida a Campolungo es también bastante breve: ida y vuelta son más o menos ocho quilómetros, que se recorren en casi tres horas y el desnivel entre Capovalle y Garulla Superiore, inicio y cumbre del recorrido a anillo, supera de poco los 100 metros. El recorrido ofrece vistazos muy impresionantes y se pueden sacar buenas fotos durante todo el año, de hecho se puede recorrer también con la nieve usando las raquetas. La subida hacia Campolungo alarga un poco el recorrido y sobre todo añade 300 metros de desnivel, que sin embargo no son demasiado pesados porque se sube ligeramente por el camino pavimentado. Lo importante es encontrar el camino justo para bajar y sobre todo no llegar a la llanura cuando está bajando el sol.

La excursión fue relajante y tranquila, pero nos estimuló algunas reflexiones: es lacerante ver como el terremoto haya dado el golpe de gracia a estas aldeas ya víctimas de despoblación y casi deshabitadas. Sin embargo estos lugares guardan un estilo de vida que hoy más que nunca habría que recuperar: una vida lenta, que sigue el ritmo de las temporadas, a contacto con la naturaleza y testigo de tradicciones milenarias, que lentamente van perdiéndose. Estos pueblos, tan aislados y remotos, en los que parece que nunca haya llegado la cultura “alta”, hija del lujo y de la riqueza, saben en vez proteger un infinito conocimiento y sabiduría que tienen mucho que enseñar, una cultura hija de la ruralidad y de la simplicidad pero igualmente digna. Todavía tenemos el tiempo para salvar esta riqueza, antes de que sea tragada definitivamente por los ritmos frenéticos del progreso y nuestra invitación y deseo para vosotros es el de tomaros una pausa, visitar estos lugares y volver a escubrir un poco la cultura que guardan, saborear el placer de la lenteza y del contacto con la naturaleza y ver los problemas cotidianos desde otra perspectiva. 

¡Hasta pronto con nuevos cuentos de las Marcas!

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