La ermita de San Leonardo en la Gola dell’Infernaccio.

La semana pasada os contamos nuestra excursión a la Gola dell’Infernaccio para admirar un maravilloso foliage. Hoy os proponemos una profundización sobre la Ermita de San Leonardo, destinación del sendero que cruza la Gola.

Para llegar a la Ermita de San Leonardo se sigue el sendero que os ilustramos en el artículo de la semana pasada (hacer clic aquí para leer el artículo), empleando más o menos una hora de camino. Hasta 2016 una vez llegados a la Ermita era posible seguir el sendero llegando hasta las Cascadas escondidas, pero los grandes daños que el edificio sufrió durante el terremoto hiceron que el sendero fuera inaccesible y todavía está cerrado.

Una invitación al respeto del lugar, en la entrada de la ermita.

La Ermita surge a 1128 m de altitud, en una amplia llanura entre el Monte Sibilla y el Monte Priora. El edificio fue reconstruido a partir de los años ’70 por padre Pietro Lavini que habitó aquí hasta su muerte en 2015. Padre Pietro solía contar a los turistas que llegaban en visita a la ermita la mágica historia de su llegada a este lugar: en 1965 era sacerdote en el Santuario de la Virgen del Ambro, poco lejos del Infernaccio y desde algunos días sentía una “voz interior” que lo empujó a aventurarse con un amigo hacia el sendero de la Gola, llegando hasta la zona denominada San Leonardo, donde quedaban algunos restos del antiguo monasterio benedictino, pocas ruinas cubiertas de zarzas. Justo en aquel momento entendió encontrarse frente a la misión de su vida. Empezó algunos años desupués en total soledad y con los poco instrumentos que tenía a disposición y su trabajo nos devolvió esta maravillosa ermita, que por largos siglos ha sido un lugar de Dios.

Padre Pietro al trabajo, fuente Wikipedia.

La historia del monasterio de San Leonardo.

El precedente edificio de culto que surgía en esta zona era un monasterio benedictino, documentado a partir del siglo XII. Durante las excavaciones antes de la reconstrucción padre Pietro descubrió unos artefactos “arqueológicos”, sobre todo monedas: la más antigua representaba la coronación de Carlo Magno, un artefacto de época medieval. Una segunda moneda descubierta en las excavaciones tenía la escrita “Bononia docet”: es un bolognino, o sea una moneda muy difusa en 1400. Una tercera moneda que vio la luz con las excavaciones es datada 1625 y representa las fachadas de cuatro basílicas con la escrita Roma y los nombres de los santos a los que son dedicadas las basílicas representadas.

Estos descubrimientos son importantes huellas del paso de las personas que cruzaban estos lugares, en particular la moneda de 1625 venía de Roma y fue creada para el Año Santo; muy probablemente fue dejada por una persona que había ido a Roma para obtener el perdón de los pecados y que de vuelta se había parado en el monasterio. Podemos entonces deducir que estas rutas un tiempo erano muy utilizadas por los habitantes del lugar y por los peregrinos que por varias razones cruzaban los Apeninos y justo por esta razón tenía sentido construir un monasterio en este lugar: los pastores que practicaban la trashumancia recorrían muy a menudo los antiguos caminos de herraduras y lo mismo hacían lo que tenían que ir a Roma o a Castelluccio. Hay muchos otros ejemplos de pequeñas iglesias y monasterios construidos a lo largo de antiguos senderos en zonas de frecuente paso, como la Iglesia de Santa Maria en Pantano, que se vino abajo después del terremoto de 2016.

Fue justo la construcción de una nueva y más cómoda ruta che conducía a Roma pasando por Norcia y Visso una de las razones que decretaron el progresivo abandono del monasterio, que fue cerrado definitivamente después de las supresiones de 1860.

La vista del porche de la iglesia con el arco de medio punto.

El monasterio hoy.

El monasterio fue reconstruido por Padre Pietro, que ententó seguir las huellas de los restos del edificio para darle una forma lo más posible cercana al original. La iglesia de hoy presenta una mampostería con piedras dejadas a la vista, y tiene una simple planta rectangular, ocupada por una única nave. La entrada se encuentra al lado, debajo de un porche compuesto por tres arcos de medio punto. Toda la estructura se es rodeada por una gran muralla en seco que representa a lo mejor el testimonio más antiguo del precedente monasterio. En el lado este se encuentra la torre campanario, que se desprendió después del terremoto de 2016 y que lleva todavía un andamio en hierro para su puesta en seguridad.

El interior de la sencilla iglesita, fuente Wikipedia.

Antes de dejaros, os señalamos algunos libros donde podéis encontrar muchas informaciones sobre la Ermita, el particular el volumen San Leonardo: la hermita de los Sibillini, de padre Giuseppe Crocetti (Fermo 1978) y el libro escrito por Padre Pietro Lavini, Allá sobre los montes… (Ascoli Piceno, 1998). Esperamos, con esta breve profundización, haber despertado vuestra curiosidad hacia estos antiquísimos lugares, testimonios de siglos de pasos, historias, emociones. ¡Hasta pronto!

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