LA MARAVILLA DE CASTELLUCCIO

Castelluccio di Norcia no se encuentra en las Marcas: como se ve del nombre forma parte del municipio de Norcia, que pertenece a la provincia de Perugia y entonces a Umbria. Sin embargo, como está casi en la frontera entre Umbria y Marcas la distancia de la ciudad de Norcia y la de Arquata del Tronto, en provincia de Ascoli Piceno, es más o menos la misma; por eso nosotros de las Marcas sentimos muy fuerte la relación con esta pequeña aldea y podemos decir que todos la queremos como si fuera un poco nuestra. 

La belleza y la inmensidad de este lugar son increíbles: la colina sobre la que surge Castelluccio es rodeada por una muelle de quince kilómetros cuadrados, llamados “Piani di Castelluccio”, divididos en Piano Grande y Pian Perduto, utilizados para el cultivo de la lenteja. Al inicio del verano este cultivo particular regala una floración multicolor que se parece a la de los tulipanes holandeses. Este conjunto, como una piedra rara, está incrustado entre las montañas del Apenino de Umbria y Marcas y en particular es el Monte Vettore que marca el horizonte de este lugar. Castelluccio es exactamente una aldea de montaña: situado a 1452 metros es uno de los centros habitados más elevados de los Apeninos y su altiplano es uno de los más amplios del centro Italia. El clima, entonces, es bastante rígido, un tiempo era cubierto de nieve por todo el invierno y se quedaba bastante fresco también en verano. En marzo 2005 la temperatura mínima bajó a -32° y todavía hoy representa una de las temperaturas más bajas de Italia.

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La esplanada de Catelluccio en enero.

Se entiende bien como la singularidad y la hermosura de este lugar lo conviertan en una verdadera perla del Apenino de Umbria y Marcas. Es imposible no apegarse a un pueblo tan floreciente, tranquilo, aislado de todo el resto y protegido por sus montañas. Llegando desde las Marcas cuando por fin se cruzan los montes que lo esconden y el altiplano se abre ante los ojos en toda su majestuosidad, parece entrar en algo similar al paraíso terrestre, y como si fuera posible dejar todo el resto fuera, más allá de las montañas, las cosas adoptan de repente una perspectiva diferente, comparando la pequeñez de los problemas y de las preocupaciones humanas a la inmensidad de la naturaleza: ésta es la verdadera magia de Castelluccio, la lección que se aprende contemplando la inmensidad. 

Sin embargo el dolor llega también aquí y es aún más fuerte frente a tanto paz y hermosura, como una brecha en un lienzo perfecto, a recordarnos que nada en este mundo es para siempre. Castelluccio fue uno de los lugares más afectados por el terremoto de 2016, que destruyó gran parte del pueblo. Ya en vías de despoblación (en 2011 se quedaban solo 120 habitantes), hoy ya no se encuentra casi nada del centro habitado: se quedaron de pie solamente un par de casas y la aldea es casi deshabitada. La colina es todavía hoy cubierta por restos y escombros, una herida que tiene dificultades a mejorar y que cada día recuerda el sufrimiento y la serenidad ya perdida.

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El cerro de Castelluccio todavia destruido.

Sin embargo los habitantes de estos lugares no son los tipos que sienten lástima de sí mismos: las actividades de la zona, sobre todo restaurantes, que vieron desmoronarse los edificios que los acogían, fueron traslados a nuevisimas estructuras prefabricadas a los pies de la colina y están poco a poco arrancando de nuevo. Nosotros encontramos nuestro lugar del corazón: la Osteria del Vettore prepara platos típicos con ingredientes y sabores de la montaña de Umbria y Marcas, nunca faltan el trufa, lentejas, sopas, polenta y buen vino, pero sobre todo la fantástica ricota que, utilizada como ingrediente principales en los dulces o servida también sola, con miel y fruta seca, tiene un sabor único. Una parada en este restaurante hará vuestra visita en Castelluccio inolvidable. Además hay que elogiar también a los propietarios que tienen abierto toda la semana también en invierno, cuando el turismo es casi ausente, a diferencia de la mayoría de las demás actividades. Sin embargo, si queréis desafiar el frío invernal de Castelluccio, ¡telefonad previamente, para aseguraros que haya un lugar abierto donde comer!

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Los «Gnocchi alla Norcina» del restaurante Osteria del Vettore

Esperamos que este cuento pueda animaros a visitar este pequeño paraíso herido, por que de verdad lo necesita y esperamos también, con todo nuestro corazón, que un día Castelluccio podrá volver a ser el lugar floreciente y sereno que siempre ha sido. Para conocer más os enviamos al sito oficial de Castelluccio, gestionado por los que nacieron allí y a la página Wikipedia, donde podéis encontrar también una pequeña bibliografía. Además, os señalamos la presencia de dos webcam que graban desde lo alto los Piani di Castelluccio 24/7 y se pueden ver en tiempo real a este link. Os dejamos por fin con un timelapse del mes de febrero 2020 en Castelluccio, que da bien la idea de la potencia de la naturaleza en este lugar mágico. ¡Hasta pronto con nuevos cuentos de las Marcas (y no solo)!

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