EL FUTURISMO DE IVO PANNAGGI.

De Matteo Zega

Ivo Pannaggi (Macerata, 28 de agosto 1901 – Macerata 11 de Mayo 1981), como explica su manifiesto, fue un artista afilado, determinado, aristocrático y distinto. Su trabajo fue fundamental para elaborar un arte nuevo, el arte de la modernidad, de la velocidad, que salía de las propuestas de Marinetti en el Manifiesto del Futurismo. 


Recobrar el estro y el exasperado dinamismo artístico y personal de Ivo Pannaggi puede hacernos sumergir en una experiencia sensorial total del arte mecánico futurista, por definición rápido e irreverente, desdeñoso, ágil e instintivo. Por eso se aconseja centrarse y cerrar los ojos, como en una meditación de pista de carreras: pero cuidado, prohibido relajarse. El Futurismo no concede distracciones. Los nervios tienen que quedar tensos, los tendones rígidos. Al alcanzar el nirvana mecánico-futurista se encontrarán poleas y volantes,tornillos y chimeneas, todo el acero limpio y la grasa odorante, el jadeo de las locomotoras, el grito de las alarmas, las rodillas dentadas, los piñones y todo aquel sentido mecánico MARCADO, FIRME, que es la atmósfera de nuestra sensibilidad. Así, en 1922, a cuatro manos con Vinicio Paladini, Ivo Pannaggi escribió en el manifiesto del arte mecánico futurista, una de las muchas derivaciones de la vanguardia artística lanzada por Umberto Boccioni, que se formó después de su prematura muerte en 1916 (claramente en guerra).

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Este intento de volver a animar el futurismo artístico a través de nuevas líneas, formas y esquemas fue muy apreciada por el padre del movimiento, Filippo Tommaso Marinetti, que en un artículo de 1925 homenajea la obra del pintor de Macerata y añade: “DESDE LA MÁQUINA Y EN LA MÁQUINA SE DESARROLLA HOY TODO EL DRAMA HUMANO. Nosotros los futuristas imponemos a la Máquina de arrancarse de su función práctica, subir a la vida espiritual y desinteresada del arte y convertirse en una altísima y fértil inspiradora”. Ideas que Pannaggi ya iba realizando, recalando ya a mitad de los años Veinte, a un estilo maduro, lejano de lo figurativo y muy cercano al constructivismo ruso.

En 1922, año en el que elabora el Manifiesto, Ivo Pannaggi solo tiene 21 años, pero una personalidad ya fuerte, firme y atrevida: nacido en Macerata en 1901, a 1915 se remontan los primeros intentos de pintor autodidacta, todavía figurativos: en 1919 va a Roma, donde lleva el cuadro Mi madre lee el periódico a la Casa de arte Bragaglia. Esta fecha, 1919, puede ser recordada como la de su debut “entre los grandes”. Así describe el momento:

Me acuerdo subir las escaleras sin la mínima inquietud, seguro que me acogerían bien. […] Avisaron a Marinetti, que me llamó al Flora, donde estaba también Balla y cuando les enseñé el cuadro de mi madre, ¡me recubrieron de halagos! ¡Marinetti con las manos levantadas hablaba de “revelación”!

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«Mi madre lee el periódico» 1919

El cuadro, que Ivo con razón vio como su primer capital, sintió las influencias artísticas de los mayores artistas de la época: Depero, Boccioni, Balla y Prampolini. La descomposición espacial, la síntesis plástica, la definición de la figura materna entre rasgo y periódico demuestra un cuidadoso estudio de los maestros ya afirmados, pero también una animada autonomía y una busqueda expresivo-estilística muy viva, que conducirá el pintor hacia el equilibrio perfecto entre la descomposición plástica y el figurativismo aproximadamente dos años después (con obras como El Remero de 1921), antes de recalar a una dimensión meramente constructivista, basada ya no sobre la figura, sino sobre el cálculo geométrico-matemático. 

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El remero 1921


1922 fue un año importante por Ivo que, además de elaborar el Manifiesto del arte mecánico futurista, en junio-julio organizó en Macerata la primera Exposición de Arte Futurista, “un puñetazo en el ojo a un público burgués dormido en un largo ayuno de manifestaciones estéticas”: entre los perticipantes están Balla, Boccioni, Depero, Paladini, Pannaggi, Prampolini y Sironi. El bienio 1921-1922 fue decisivo para las fortunas del pintor, que se integra con razón en el círculo de los mayores intérpretes de la pintura futurista y la ya consolidada amistad con FTM lo confirma. En la foto, los dos frente a Treno en marcha (1922), en la Casa de arte Bragaglia.

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En los años Veinte empiezan así exposiciones en toda Europa y el artista de Macerata se inicia también como arquitecto: realiza, en 1925, el mobiliario de Casa Zampini, en Esanatoglia (cerca de Matelica), ciudad del industrial Enzo Zampini. Un modelo de “arquitectura interior” nueva y plástica, sin decoraciones, racional y racionalista, que siente las influencias del De Stijl holandés. Sus formas, afirma Paladini, “están cerradas en una rígida y estricta comprensión del espacio y de los valores cromáticos, sin por eso caer en la vacía y demasiado esquemática abstracción de los constructivistas rusos y holandeses”. Las estancias son entonces caracterizadas por pocos muebles, solo los necesarios, iluminación estudiada y formas exactas, complementarias y finamente coordenadas.

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Casa Prampolini

Desde los años Treinta, Ivo empezó su Gran Tour europeo: en 1932 se encontraba en Berlín, donde atendió el Bauhaus, hasta su cierre el año siguiente; en 1935 se muda a Noruega, cerca de Oslo, y en los años siguientes se desplaza, por varias razones, entre Suecia y Laponia. Desde los años Treinta viaja siempre más entre Italia y Noruega, donde en 1939 se casa con Nicole Meinich, y donde nacerán sus tres hijos: Kora, Marco y Tito. En los años Cuarenta, Cincuenta y Sesenta, su trabajo como arquitecto es muy apreciado y la producción pictórica se ve afectada. Sin embargo, entre 1936 y 1939 realiza uno de los cuadros más famosos, Rata de Europa, símbolo de gallardía y potencia.

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La rata de Europa 1968

“El símbolo de fuerza y potencia hoy se encuentra mudado y multiplicado en las máquinas. En la antigüedad fue el todo lo que era irresistible. Luego estuvo el Caballero Azul con su gracia en lugar de la fuerza, hoy es el CENTAURO al manillar de un meteoro rojo de mil centímetros cubos de cilindrada. Por eso modernicé el mito y modernicé a Zeus.”

La rata de Europa es entonces velocidad, libido, divertimiento, fuerza y gracia; las vanguardias futuristas, aunque fueron superadas, dejaron en Pannaggi un impulso vital que no quiere desaparecer; el lienzo es en lino y algunos estrados de pintura, grasa y granulosa, solicitaron un periodo de desicación de más de cinco años. La voluntad de experimentación, la búsqueda de nuevas modalidades no fallecen con la madurez artístca y llevan el arquitecto de Macerata a cambiar la iconografía de la rata de Europa, en clave claramente futurista (no mecánica).

A pesar de los múltiples ímpetus en las varias disciplinas, arquitectura, pintura, a demás de las no mencionadas escenificación, escritura, fotografía y collage, la producción artística de Ivo Pannaggi no es extensa y a lo mejor es por eso que el pintor no goza de la fama que merecería. Se morirá en mayo 1981 en su Macerata dejando el recuerdo de un artista multifacético, libre, cultor de la belleza y del dinamismo.

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